Túnez, 21 jun (.).- El presidente tunecino, Kais Said, viajará este miércoles a París para participar, a petición de su homólogo francés Emmanuel Macron, en la "Cumbre para un nuevo pacto financiero mundial" que busca reforzar la solidaridad con aquellos estados más vulnerables ante la crisis económica y climática mientras el país magrebí se enfrenta a graves dificultades financieras.
Este evento, que acogerá la capital francesa los días 22 y 23 de junio, es una iniciativa lanzada por Macron con el objetivo de reforzar la financiación solidaria con el sur global en un contexto delicado tras la pandemia de la COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania que ha limitado su capacidad para sufragar el acceso de sus poblaciones a los servicios sociales más básicos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) observó en 2022 una disminución del desarrollo humano en nueve de cada diez países del planeta, impulsada principalmente por la disminución de la esperanza de vida y el aumento de la pobreza.
Para ello se llevarán a cabo cuatro grupos de trabajo que se encargarán de: restaurar el espacio fiscal de los países con situaciones difíciles a corto plazo, promocionar el desarrollo del sector privado en países de bajos ingresos, fomentar la inversión en infraestructura "verde" para la transición energética en países emergentes y en desarrollo y movilizar la financiación innovadora en países vulnerables al cambio climático.
En esta cita participarán líderes como el canciller alemán, Olaf Scholz, o el presidente brasileño, Luis Inacio Lula Da Silva, además de representantes de organizaciones internacionales, entre ellas el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga; el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres; y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
El Gobierno tunecino negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de 1.900 millones de dólares mientras Said- que se arrogó plenos poderes en julio de 2021- se opone al considerarlo un "dictado del exterior" que podría provocar un estallido social y aboga por la condonación de la deuda externa, la subida de impuestos a los más ricos y recuperar el dinero público malversado en el extranjero.
La Comisión Europea anunció la pasada semana un paquete macrofinanciero para asegurar la estabilidad del país- cuya deuda pública rebasa el 90% del PIB- incluido un préstamo de 900 millones de euros y 150 millones en apoyo presupuestario así como una ayuda de 105 millones para asistencia en rescates de migrantes y retornos.
Sin embargo, este presupuesto está condicionado a la obtención del crédito del FMI, que pide al Ejecutivo poner en marcha de inmediato el programa pactado, con medidas impopulares como la retirada de subvenciones, la privatización de algunas empresas estatales o limitar la masa salarial de la Administración.
La UGTT, principal sindicato del país, y organizaciones por los derechos humanos califican esta ayuda de "chantaje" para que Túnez vigile las fronteras marítimas de Europa tras el repunte de llegadas desde principios de año. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 56.000 personas llegaron a la costa italiana, principalmente desde Túnez y Libia.