Bruselas, 4 oct (EFE).- El súbito empeoramiento de la situación del banco franco-belga Dexia, la primera entidad europea afectada gravemente por la crisis de la deuda de Grecia, ha acelerado la búsqueda de soluciones por parte de los gobiernos de Bélgica y Francia.
Los gobiernos belga y francés se apresuraron hoy a intentar calmar a los mercados y a los ahorradores al asegurar que tomarán "todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los ahorradores y acreedores", según una declaración conjunta.
El Consejo de Ministros restringido belga celebrará hoy una reunión extraordinaria a las 18.00 horas GMT para tratar de atajar la crisis de una entidad que pasó con buena nota las pruebas de resistencia
El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, apuntó en Luxemburgo, donde asiste al Consejo de Ministros de la UE, a una de las claves de la solución: que los "activos tóxicos" del grupo queden "aislados y reagrupados en un 'banco malo'".
Por su parte, su homólogo francés, François Baroin, ha garantizado que Francia y Bélgica acudirán de nuevo al rescate de Dexia como ya hicieron en otoño de 2008, cuando estalló la crisis financiera.
"Los Estados (belga y francés) responderán como en 2008", ha dicho Baroin en declaraciones a la prensa tras la reunión de ministros comunitarios. "Pase lo que pase pondremos una solución rápida y eficaz", ha resaltado, sin ofrecer más precisiones.
Estas declaraciones y el anuncio de la reunión especial del Gobierno belga siguieron a la hecatombe que se produjo en la Bolsa de Bruselas, donde los títulos perdían más de un tercio de su valor en menos de media hora de abierta la sesión, si bien al cierre las pérdidas se contuvieron hasta el 20 %.
La huida de los inversores se produjo después de que un comunicado emitido por el consejo de administración de la entidad, al término de seis horas de reunión de urgencia en la tarde-noche del lunes, una jornada en que las acciones cayeron un 10 % en Bruselas.
Ese comunicado señalaba, en un lenguaje cuidadosamente medido, que se encargaba al consejero delegado, Pierre Mariani, la preparación de medidas necesarias para "resolver los problemas estructurales" de la entidad.
La nota añadía que "en el contexto actual, el volumen de la cartera de activos no estratégicos pesa estructuralmente sobre el grupo a pesar de la buena calidad del crédito y de sus activos".
Estas palabras fueron interpretadas por los medios de comunicación y por los analistas financieros belgas como una reconocimiento implícito de que Dexia sería desmembrada, de forma que parte de sus activos "buenos" serían vendidos para recuperar liquidez mientras se colocaban los "tóxicos" en un "banco malo" con el fin de evitar el contagio al resto de la entidad.
Según este esquema, no haría falta una nueva recapitalización de la entidad, que ya recibió 6.400 millones de euros de ayudas de Bélgica, Francia y Luxemburgo en 2008 durante la crisis financiera.
Dexia superó con buena nota las pruebas de resistencia a la banca publicadas en julio pasado en las que obtuvo una de las mejores calificaciones entre los noventa bancos analizados.
Sólo un mes después Dexia anunció unas pérdidas de 4.000 millones de euros en el segundo trimestre del año, las más elevadas de su historia, lo que volvió a poner a la entidad en el punto de mira de los inversores.
Tras semanas de especulaciones acerca de si la entidad podría tener que ser dividida, la amenaza -ayer lunes- de la agencia de calificación Moody's de revisar a la baja la nota de las tres principales entidades operativas de Dexia por el nuevo deterioro en la liquidez del grupo desató la caída de la cotización en los mercados.
Según las pruebas de resistencia, la entidad franco-belga tiene una exposición bruta a la deuda griega de unos 3.462 millones de euros.
Dexia es una entidad de banca y seguros que une a sus actividades de banca comercial una gran especialización en la financiación de entidades locales, y que posee el 60 % de Dexia Sabadell.
La mala situación del grupo y el riesgo de contagio a otras entidades europeas acapara buena parte de la atención de los ministros de Finanzas comunitarios que hoy se reúnen en Luxemburgo y disparó las presiones para concluir el actual proceso de ratificación de la ampliación del fondo de rescate europeo acordada el pasado 21 de julio y aún pendiente del visto bueno parlamentario en Malta, Holanda y Eslovaquia. EFE