Pekín, 22 ene (EFE).- Sólo un tercio de los trabajadores
emigrantes chinos firman contratos con sus jefes, dos años después
de la introducción de la ley laboral que busca hacerlos
obligatorios, según un estudio llevado a cabo por el bufete de
abogados de Pekín Zhicheng, y recogido por los medios locales.
La firma asegura que tras entrevistar en la primera mitad del año
a 581 trabajadores emigrantes, procedentes de 15 provincias y
municipios, se conoció que menos de un 34 por ciento de ellos han
firmado contratos laborales.
En otro sondeo efectuado por la empresa, entre enero de 2008 y
junio de 2009, y en el que participación 2.592 trabajadores, se pudo
observar que poco más de un quinto tenían contratos, añaden los
medios.
Sin embargo, los investigadores del estudio apuntan que la
situación ha mejorado ligeramente desde que en 2008 entró en vigor
la nueva ley de contrato laboral, ya que las encuestas de 2005 y
2007 muestran que un 12,5 por ciento de los trabajadores firmaron
sus correspondientes contratos.
Los resultados del bufete contrastan con la investigación de
cumplimiento de ley laboral iniciada por el Comité Permanente de la
Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), quien estimó que el 93
por ciento de las grandes empresas habían ofrecido los documentos a
sus empleados.
A su vez, Pekín Zhicheng señala que el 90 por ciento de los
encuestados no tiene seguro laboral, por lo que muchos vieron su
situación amenazada tras accidentes de trabajo y fugas de sus jefes.
Expertos de la Academia china de Ciencias sociales y analistas
independientes calculan que en los últimos años ha habido entre 150
y 200 millones de emigrantes rurales en las ciudades chinas.
Por otro lado, los datos oficiales indican que la brecha entre
los ingresos de los residentes urbanos y rurales en el país asiático
ha aumentado a pesar del fuerte crecimiento económico registrado en
el último año.
Los ingresos per cápita disponibles de los residentes urbanos se
situaron el año pasado en 2.514 dólares (1.781 euros), mientras que
los de los rurales alcanzaron los 754 dólares (534 euros), afirmó el
director del Buró Nacional de Estadísticas (BNE), Ma Jiantang.
Según una treintena de economistas entrevistados por la revista
"Economy and Nation Weekly" la diferencia entre los ingresos rurales
y urbanos es la principal amenaza para el futuro desarrollo de
China.
La economía china creció un 8,7 por ciento en 2009, superando el
objetivo que se había marcado de crecer por encima de los ocho
puntos, pese a la crisis financiera que azotó al mundo, declaró ayer
BNE. EFE