Jesús María Alonso
Madrid, 3 jul (EFE).- El camino de la recuperación económica
internacional no acaba de aclararse, y así los países del G20 se han
comprometido en la Cumbre de Toronto en establecer metas concretas
para reducir la deuda y el déficit entre las dudas de los mercados.
Mientras Europa titubea para salir de la recesión reciente y
Estados Unidos no acaba de plasmar su recuperación, otrora motor de
la locomotora económica mundial, los líderes del G20 han procurado
escenificar en Toronto un mensaje de optimismo, pues creen que los
grandes esfuerzos hechos para atajar la crisis han dado resultado.
Pero... sin olvidarse de que la amenaza del déficit y de la deuda
es una realidad que no se puede obviar, de ahí que se comprometieran
a estabilizar esas lacras económicas o reducir su peso en el PIB de
cada nación antes de 2016 para consolidar las economías.
Este compromiso surge a pesar de las grandes diferencias del G20
en temas como el impuesto bancario global, algo que no es del agrado
de los países emergentes porque consideran que ellos no causaron la
crisis financiera de 2007 que desembocó en la recesión de la que aún
no se ha salido.
Quien si está por la labor de reformar el sector financiero es
EEUU, donde el Congreso va dando los pasos necesarios para aprobar
la iniciativa del presidente Barack Obama para proteger al país de
futuras crisis.
EEUU no ve clara todavía su recuperación. Los datos del desempleo
han sido decepcionantes una vez más: en junio bajó al 9,5%, pero se
han perdido puestos de trabajo. Obama cree que se va por el buen
camino, aunque no lo suficientemente rápido.
En América Latina, la Cepal ha elevado del 4,1 al 4,5% los
pronósticos de crecimiento para 2010 en la región, gracias a las
mejores perspectivas de precios de las materias primas que exporta
la zona, especialmente a EEUU y no tanto a los países de Europa,
centrados en tapar los agujeros que dejan sus déficits públicos.
En el Viejo Continente, los bancos comerciales de la zona del
euro devolvieron al Banco Central Europeo 442.240 millones de euros
en un momento en que algunos de ellos todavía tienen problemas de
liquidez pese a que la situación general ha mejorado respecto a hace
un año.
Un dato positivo es que el turismo mundial ha subido hasta abril
un 7%, pese al estancamiento de Europa, principal afectada por el
cierre del espacio aéreo debido a la nube de cenizas de un volcán
islandés.
Lo más relevante en el mundo empresarial ha sido el veto del
gobierno portugués a la venta del 30% de la brasileña Vivo por parte
de Portugal Telecom a Telefónica, sin tener en cuenta la opinión
positiva de los accionistas de la compañía lusa y el aumento a
última hora de su oferta que hizo la española, hasta 7.150 millones
de euros.
En Panamá, comenzaron las obras del tercer juego de esclusas del
Canal, un proyecto liderado por la empresa española Sacyr, e
integrado por la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la
panameña Constructora Urbana valorado en 3.200 millones de dólares.
El Dow Jones de Industriales perdió un 4,51% en la semana, entre
las dudas sobre la fortaleza de la recuperación económica de EEUU y
los pobres datos del empleo.
Los parqués europeos tomaron la pendiente de descenso, con
pérdidas semanales de entre un 4 y un 5%, excepto Madrid que bajó
menos de un 3%. Los latinoamericanos se movieron mixtos, al igual
que los asiáticos.
El crudo también descendió notablemente (8%) y se cerró entre los
71 dólares del Texas en Nueva York y los 72 del Brent en Londres.
EFE