París, 6 oct (EFE).- Todos los sindicatos de la empresa nacional
francesa de ferrocarriles, SNCF, y la principal agrupación de
trabajadores del sector energético se sumaron hoy a la convocatoria
de huelga indefinida a partir del próximo martes, día 12, para
protestar contra la reforma del sistema de pensiones del Gobierno.
Las uniones de trabajadores FO, CFTC y CFE-CGC se sumaron hoy a
los sindicatos CGT, Unsa, Sud-Rail y CFDT-Fgaac para pedir a los
empleados de la empresa de ferrocarriles que mantengan un paro
indefinido a partir del 12 de octubre.
Y eso con la intención de frenar la reforma gubernamental, como
ya lo habían hecho los representantes sindicales de la empresa de
ferrocarriles de cercanías de la región de París (RATP).
Junto a ellos, la federación CGT de la energía, el principal
sindicato del sector de la energía y con representación en 140
empresas eléctricas y de gas, entre las que se cuentan EDF y GDF, se
adhirió a la convocatoria de protesta contra el retraso de la edad
mínima legal para la jubilación en Francia de 60 a 62 años.
La huelga del próximo martes, séptima jornada de movilizaciones y
protestas del año por el mismo motivo, llegará diez días después de
la última manifestación que, según los sindicatos, reunió el pasado
sábado a tres millones de personas en las calles del país, y a un
millón, según el Gobierno.
Las multitudinarias protestas del fin de semana no consiguieron
ganar el pulso que mantienen los sindicatos con el presidente,
Nicolas Sarkozy, ya que el plan de reforma no se ha retirado y ayer
comenzó a debatirse en el Senado.
Por ello, entre las centrales obreras comienza a tomar cuerpo la
idea de radicalizar el movimiento en forma de huelgas indefinidas en
las empresas, una táctica que ya dio resultado en 1995 y que,
piensan, puede ser la única alternativa que les queda.
El Gobierno, en cambio, insiste en su plan de retraso de la edad
de jubilación como único medio para que el sistema de pensiones haga
frente al envejecimiento de la población.
El primer ministro, François Fillon, afirmó que el corazón de la
reforma no cambiará, aunque dejó abierta la puerta a modificaciones
del texto, sin tocar el retraso de la edad mínima de jubilación
hasta los 62 años y hasta los 67 el derecho a la pensión completa.
Los conservadores, que cuentan con mayoría en el Parlamento,
necesitarán del apoyo de los senadores centristas para hacer avanzar
también la reforma en la cámara alta, por lo que el partido de
Sarkozy tendrá que hacer concesiones.
Por su parte, los socialistas esperan que el debate parlamentario
se alargue más de las dos semanas previstas inicialmente, de forma
que el movimiento de protesta en las calles se radicalice y debilite
al Gobierno. EFE