Bruselas, 4 nov (EFE).- La Comisión Europea (CE) ha vuelto a
advertir hoy, tras conocerse que General Motors no venderá su filial
Opel, de que no permitirá una "guerra de subsidios" entre los
gobiernos europeos encaminada suavizar el nuevo plan de
reestructuración de Opel, y se ha ofrecido para mediar.
"En el pasado ya ofrecimos nuestros servicios y estamos
dispuestos a seguir haciéndolo si se plantea la necesidad", ha
comentado el portavoz comunitario de Competencia, Jonathan Todd.
Bruselas no quiere que se repitan las tensiones entre estados
miembros surgidas a raíz de la bancarrota del fabricante
estadounidense y su anuncio de que vendería la filial europea.
En agosto pasado el Gobierno alemán ofreció ayudas, créditos y
avales por valor de 4.500 millones de euros a General Motors para
posibilitar la venta y asegurar la supervivencia de Opel, cuya sede
y principales fábricas se encuentran en Alemania.
Varios países europeos en los que Opel tiene también plantas,
como España, Bélgica y el Reino Unido, temieron que Alemania tratara
de hacer recaer el esfuerzo mayor de reestructuración sobre las
fábricas situadas fuera del país.
El pasado 16 de octubre la CE halló "indicios significativos" de
que las ayudas prometidas por Alemania a Opel podían estar
condicionadas a que Magna fuese la elegida por GM para hacerse con
el control de Opel, y al plan presentado por este grupo
austríaco-canadiense, lo que habría supuesto una violación de las
normas de competencia.
Bruselas pidió entonces garantías a Berlín de que esas ayudas
estarían disponibles con independencia de cuál fuera el comprador
final de Opel y de que no interferiría políticamente en las
decisiones empresariales.
Tras conocerse que GM no venderá finalmente la marca europea, la
Comisión ha expresado hoy su deseo de que el nuevo plan de
reestructuración que ponga en marcha la compañía sea "sólido" y
garantice "empleos duraderos".
Todd se ha limitado a "tomar nota" de la decisión del fabricante
estadounidense pero ha advertido no obstante de que la CE verificará
la compatibilidad de cualquier ayuda que los estados miembros de la
UE pudieran conceder.
El portavoz ha recalcado una vez más que las ayudas previstas por
los gobiernos bajo el marco temporal de apoyo al sector
automovilístico sólo pueden servir para hacer frente a los problemas
derivados de la reciente crisis financiera y económica.
No pueden, en consecuencia condicionar las decisiones
empresariales relativas a la ubicación futura de instalaciones y
capacidades de producción dentro de la UE.
El objetivo de esta condición impuesta por la CE es impedir que
cuestiones políticas influyan en decisiones empresariales, como
posibles cierres de fábricas o despidos.
Todd ha dejado claro que corresponde a Alemania decidir si
mantendrá a disposición de GM-Opel esas ayudas aunque no se produzca
la venta.
"El papel de la Comisión no es obligar a los Estados a conceder
ayudas, sino vigilar que éstas cumplen las reglas comunitarias", ha
precisado Todd.
Según el esquema planteado entonces por GM, el 55 por ciento de
su filial Opel pasaría a Magna y su socio ruso el Sberbank, mientras
que mantendría el 35 por ciento de las acciones.
El diez por ciento restante del capital de la nueva compañía,
bautizada como "New Opel", iba a ir a manos de la plantilla, tal y
como contemplaba la oferta inicial de Magna.
Pero el consejero delegado de GM, Fritz Henderson, anunció ayer
que la multinacional se queda finalmente con la filial europea, y
que se invertirá en su reestructuración unos 3.000 millones de
euros. EFE