Sergio Imbert
Moscú, 14 mar (EFE).- La crisis económica generalizada no fue
óbice para que Rusia duplicara en 2009 el número de sus
multimillonarios, con la notable presencia entre los más ricos de
representantes del deprimido sector metalúrgico.
Si la lista de las personas más acaudaladas del planeta publicada
esta semana por la revista estadounidense Forbes constata que el año
pasado hubo un incremento mundial de 793 a 1.011 "milmillonarios",
en Rusia su número aumentó de 32 a 62 afortunados.
Esto permitió que Rusia se situara como la primera en Europa y la
tercera en el mundo por el número de personas con una fortuna de al
menos 1.000 millones de dólares, por detrás solo de Estados Unidos
(403 magnates) y China (64), pese a que el Producto Interior Bruto
ruso sufrió el pasado año una contracción récord del 7,8 por ciento.
Hace un año, la crisis había reducido de 110 a solo 32 el número
de los "milmillonarios" rusos, mientras la fortuna total de los cien
ciudadanos más ricos disminuyó en 2008 de 522.000 millones a 140.000
millones de dólares.
En 2009 encabeza la parte rusa del ránking mundial el magnate
metalúrgico Vladímir Lisin (número 32 en la lista global de Forbes,
quien en un año multiplicó por tres su fortuna personal, hasta los
15.800 millones de dólares.
Le siguen su compañero del sector Mijaíl Prójorov, con 13.400
millones de dólares (4.100 millones más que un año antes), y el
copropietario de Alfa-Bank y de la petrolera TNK-BP, Mijaíl Fridman,
quien duplicó su fortuna hasta los 12.700 millones.
Completan el "top ten" ruso los empresarios Román Abramóvich
(11.200 millones de dólares), Oleg Deripaska (10.700 millones),
Vaguit Alekpérov (10.600 millones), Vladímir Potanin (10.300
millones), Alexéi Mordashov (9.900 millones), Víctor Rashnikov
(9.800 millones) y Dmitri Ribolovlev (8.600 millones).
Según explicó a la edición rusa de Forbes el presidente del grupo
editorial, Steve Forbes, el número de los millonarios rusos en la
lista depende directamente de los precios mundiales de las materias
primas que exporta el país y su elite empresarial.
Entre otras particularidades, Forbes señaló que los empresarios
rusos más prósperos están estrechamente vinculados con el Estado,
que les tendió la mano en medio de la crisis, pero prefieren hacer
sus mayores inversiones en el extranjero, protegiendo sus capitales
de los vaivenes políticos internos.
"Para el ulterior crecimiento, el Gobierno ruso debe crear las
condiciones para desarrollar el mercado de altas tecnologías
intelectuales, como en EEUU y Asia. Rusia podría convertirse así en
una potencia tecnológica", indicó.
En el mismo sentido se pronunció hace pocos meses el presidente
ruso, Dmitri Medvédev, que exigió lanzar una profunda modernización
económica e industrial para dejar de vivir de las rentas heredadas
de la extinta URSS y de la mera exportación de materias primas.
Mientras, la prensa local destacó que siete de los diez rusos más
ricos amasaron sus fortunas en el sector metalúrgico, es decir todos
menos Fridman, Alekpérov -dueño de la petrolera Lukoil- y
Ribolovlev, el "rey de los abonos".
En tanto, ese sector sufrió el año pasado debido a la caída de la
demanda y los precios una contracción de hasta el 50 por ciento, una
reducción del empleo del 7 por ciento y pérdidas por 550.000
millones de rublos (18.714 millones de dólares, 13.660 millones de
euros).
Expertos locales explicaron el repunte de las grandes fortunas
rusas con la particular política anticrisis del Kremlin, que
repartió multimillonarias ayudas y créditos entre los grandes
empresarios, olvidándose de la pequeña y mediana empresa.
"Esa peculiar política económica ha permitido que mucha gente
ganara dinero con la crisis, en vez de obtener beneficios
desarrollando la producción", explicó a "Nezavisimaya Gazeta" el
empresario Román Bazhok.
Las inyecciones de capital estatal contribuyeron a su vez a la
recuperación del mercado de valores, que elevó la capitalización de
las grandes empresas rusas y la de sus propietarios sin que éstos se
preocuparan de desarrollar o modernizar la producción.
"Es pura aritmética, sin mediar cambios estructurales, aperturas
a nuevos mercados ni apariciones de nuevas compañías", comentó al
mismo diario un analista de mercado, Vadir Dolgopólov.
Según Maxím Koshulinski, editor de la versión rusa de Forbes, los
magnates rusos aprovecharon además su amistad con el poder para
conseguir en medio de la crisis una vital reestructuración de sus
cuantiosas deudas.
"Ese crecimiento del número de multimillonarios es una prueba del
monstruoso carácter antisocial de nuestro Estado, y no indica para
nada que Rusia esté saliendo de la crisis", aseguró al diario de
negocios "Védomosti" el economista Ígor Chubais.
Sobre las perspectivas de 2010, los expertos se mostraron
escépticos por considerar que el mercado nacional de valores está
demasiado calentado por las especulaciones, y que su eventual
corrección volverá a reducir el club de los multimillonarios rusos.
EFE