París, 22 sep (EFE).- Francia vivirá mañana, jueves, la quinta
jornada de huelga general en lo que va de año contra el proyecto
gubernamental de retrasar la edad mínima de jubilación a los 62
años, una reforma clave del mandato de Nicolas Sarkozy que prosigue
su tramitación parlamentaria.
Los sindicatos esperan superar su capacidad de convocatoria de la
última jornada de protesta, que el pasado día 7 reunió, según sus
datos, a más de 2,5 millones de personas en las calles de unas 200
ciudades del país.
Fue la mayor jornada de protesta que ha vivido Francia desde 2002
incluso si se tienen en cuenta las cifras del Gobierno, que contó
algo más de un millón de manifestantes.
"Podemos llegar hasta los tres millones", aseguran desde el
sindicato FO, cuyo líder, Jean-Claude Mailly, no excluye que el
movimiento de protesta se radicalice en forma de paros prolongados
en las empresas si el Ejecutivo sigue haciendo oídos sordos al grito
de la calle.
Pero el frente sindical parece haber perdido algo de la unidad
que habían mostrado hasta ahora y desde el moderado sindicato CFDT
los mensajes parecen menos contundentes que los de sus colegas.
Consideran que, mientras el proyecto prosigue imparable su
tramitación, será difícil proseguir la trayectoria ascendente de
número de manifestantes de las protestas, que comenzaron el pasado
23 de marzo, siguieron el 27 de mayo y el 24 de junio para
desembocar en la mayor concentración del pasado día 7.
El líder de la CFDT, François Chérèque, afirmó hoy que el
Gobierno está "en plena duda", como prueban las concesiones que hizo
tras la jornada del pasado día 7, cuando por orden de Sarkozy
suavizó la reforma para las carreras largas y los trabajos más
duros.
Un nuevo éxito de convocatoria puede lograr que se consigan otros
logros, como concesiones para las mujeres que dejaron de trabajar
para ser madres, los sénior que están en el paro o los minusválidos.
Frente a los llamamientos a la radicalización, Chérèque se mostró
menos contundente y apostó por una nueva jornada de huelga en fin de
semana, una forma de que los franceses puedan mostrar su oposición
al proyecto sin que eso repercuta en su nómina a final de mes.
El frente sindical se reunirá al día siguiente de la huelga para
determinar las acciones a seguir y será un momento clave para
conocer si la oposición al retraso de la edad de jubilación remite o
si, por el contrario, recobra fuerza frente a la indiferencia del
Gobierno.
"Que los trabajadores lo sepan: sólo una demostración de fuerza
puede hacer recular a Nicolas Sarkozy sobre un proyecto que
considera como un símbolo político", señaló Mailly, mientras que su
colega Chérèque consideró que "el Gobierno no podrá mantener sus
posiciones".
Los sindicatos confían en que haya un elevado número de
manifestantes y a ello se sumen paros en las empresas y, en ese
terreno, los transportes son el mejor termómetro para medir el grado
de seguimiento de la huelga.
En el tráfico ferroviario, donde el paro comienza esta misma
noche, las previsiones indican que se anularán la mitad de los
trenes de alta velocidad y que las perturbaciones serán muy
inferiores en las líneas con el extranjero, aunque buena parte de
los trenes nocturnos, como los que unen París con Madrid o
Barcelona, serán suspendidos.
Los trenes regionales y los cercanías de las grandes ciudades
también sufrirán importantes perturbaciones, al igual que los
transportes públicos, en especial los de París.
En cuanto al tráfico aéreo, las autoridades prevén la anulación
de la mitad de los vuelos del aeropuerto parisiense de Orly y el 40
por ciento en el resto de los aeródromos, incluido el de
Roissy-Charles de Gaulle.
Aunque será cada compañía la que defina qué vuelos mantiene, se
prevén que la mayor parte de las anulaciones afecte a los vuelos
internos y que se vean menos afectados los internacionales, en
particular, los de largo recorrido. EFE