Se abrió un nuevo capítulo entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta vez, las diferencias pasan por la fortaleza del superávit fiscal de Argentina, el cual se encontraría, en las proyecciones del organismo internacional, muy alejado de las proyecciones oficiales.
¿Genera temor el FMI con su advertencia o pretende ayudar al advertir sobre la frágil situación que se estaría generando? Por lo pronto, ayer se difundió el dato del resultado fiscal primario del mes de abril que mostró un superávit de $ 843,4, el cual implica una caída interanual del 69,7% (con ingresos inflados por la inflación y mayores ingresos de la estatización del sistema de seguridad social).
Para el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, todo análisis que implique un comentario negativo sobre la fortaleza macroeconómica de la economía no puede tomarse de otro modo que no sea como un ataque para su gestión. Está evidenciado que la presidente mantiene la línea de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, en este aspecto.
Las proyecciones que realiza el FMI sobre el superávit fiscal del gobierno argentino son casi ocho veces menores a las realizadas por las autoridades locales, según lo dejaba reflejado Ámbito Financiero en el día de ayer. Para el gobierno argentino, el superávit fiscal será del 3,1% del PBI, según estima en la Ley de Presupuesto 2.009, mientras que para el Fondo Monetario Internacional, apenas alcanzaría el 0,4% del PBI. Claro que esta gran diferencia bien podría estar reduciéndose en las nuevas estimaciones que por estos momentos deben estar haciendo las autoridades argentinas ante el evidente deterioro de la economía.
¿Por qué existe tanta diferencia en las estimaciones? Un elemento clave puede encontrarse en la proyección de crecimiento. El FMI espera que la economía argentina se contraiga un 1,5%, dato muy cuestionado por el gobierno argentino.
Otro elemento que podría generar una subestimación del superávit fiscal por parte del FMI es la cuestión inflacionaria. ¿A cuánto asciende realmente la inflación en Argentina? Realmente muy pocos pueden responder esta pregunta con precisión. Yo me inclino a decir que se encuentra por encima del 15% pero no muy alejado de dicho nivel. Para el común de la gente, la tasa de inflación está bastante más allá de mi 15% y lo reflejaron en la encuesta sobre expectativas de inflación que releva la Universidad Torcuato Di Tella, en la que estimaron una tasa de inflación promedio esperada del 29,5% para los próximos 12 meses.
En cierta medida, el gobierno argentino mediante sus acciones de política económica reconoce que la situación es bastante compleja. Es por ello que a principios de año, se lanzó un canje de deuda que le permitió a la Argentina reducir las obligaciones para los próximos años y así quitarle presión al programa financiero.
Esta medida que tan buen resultado le ha dado al gobierno, pretende ser replicada otra vez según El Cronista Comercial, y es así que la semana entrante se propondrá un canje voluntario de Boden 2012 que tiene el atractivo de un pago por anticipado el cupón de capital que vence el 3 de agosto –implica una erogación de US$ 2.300 millones (que en realidad no representa una gran mejora) pero canjear los vencimientos que vencen en 2010 y 2012 y que implican US$ 7.000 millones por nuevos bonos de mayor plazo. Seguramente el canje no tendrá mucho de voluntario ya que el 80% de los bonos está en manos de inversores institucionales que recibirán un llamado oficial para invitarlos a participar.
La necesidad de despejar el programa financiero en el corto plazo surge como consecuencia de la imposibilidad de la Argentina de acceder a los mercados internacionales de deuda. Es por ello que ante el agravamiento de los problemas en las fuentes de ingreso, qué mejor situación que reducir las obligaciones.
Si bien entiendo que es una buena alternativa la de demorar el pago de las obligaciones, el problema para la Argentina es que no hay muchos elementos que puedan asegurar una fuerte recomposición del superávit fiscal (algo cada vez menos probable considerando la indisciplina en el gasto por parte del gobierno), ni que el país podrá volver a acceder a los mercados internacionales, por lo que se estaría posponiendo el problema y generando mayores presiones a futuro.
¿Qué debe hacer el gobierno argentino ante este panorama complicado?¿Aumentar impuestos? La alternativa de incrementar la presión tributaria no aparece como demasiado viable. Según un documento elaborado por la Comisión Económica para América latina (Cepal), Argentina es el segundo país en la región por mayor presión tributaria, la cual alcanza al 29% de su PBI (solamente superada por Brasil).
Por otra parte, la experiencia del gobierno de Fernando De la Rúa, cuando el por entonces ministro de Economía José Luis Machinea decidió al asumir sus funciones, incrementar la presión tributaria en el país, terminó por ser un elemento que agravó la situación económica que llevó al país a la crisis terminal de la convertibilidad.
El gobierno enfrenta a cada instante mayores tensiones con una pérdida constante de herramientas para hacerlos frentes. Para colmo de males, más allá de que pueda continuar resistiendo la situación, existe un riesgo concreto y latente de que se pueda detonar algún episodio de crisis desde el ámbito de las provincias.
La situación fiscal en las provincias ha experimentado un deterioro tal que no se descarta el adelantamiento de las transferencias de la coparticipación para que las mismas puedan hacer frente al pago de los aguinaldos. En la edición del sábado pasado, Clarín (periódico perteneciente al grupo económico del mismo nombre que tantos problemas ha mantenido con el gobierno kirchnerista), daba cuenta de los graves problemas para las finanzas provinciales que tendrá el acuerdo salarial aprobado recientemente por el gobierno nacional que implicaba un incremento en los sueldos del 15,5%.
El relevamiento realizado por Clarín a conocidas consultoras privadas, daban cuenta de un potencial incremento en el déficit de la provincia de Buenos Aires que triplicaría en 2009 el observado en 2008. También estarían enfrentando problemas fiscales otras provincias de peso como son Santa Fe y Córdoba.
Nuevamente me pregunto ¿Qué debe hacer el gobierno argentino ante esta situación? Sin dudas no le queda otra alternativa que escuchar la advertencia del FMI y trabajar duramente en disciplinar su política fiscal. ¿Podrá disciplinarse de una vez por todas?
¿Genera temor el FMI con su advertencia o pretende ayudar al advertir sobre la frágil situación que se estaría generando? Por lo pronto, ayer se difundió el dato del resultado fiscal primario del mes de abril que mostró un superávit de $ 843,4, el cual implica una caída interanual del 69,7% (con ingresos inflados por la inflación y mayores ingresos de la estatización del sistema de seguridad social).
Para el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, todo análisis que implique un comentario negativo sobre la fortaleza macroeconómica de la economía no puede tomarse de otro modo que no sea como un ataque para su gestión. Está evidenciado que la presidente mantiene la línea de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, en este aspecto.
Las proyecciones que realiza el FMI sobre el superávit fiscal del gobierno argentino son casi ocho veces menores a las realizadas por las autoridades locales, según lo dejaba reflejado Ámbito Financiero en el día de ayer. Para el gobierno argentino, el superávit fiscal será del 3,1% del PBI, según estima en la Ley de Presupuesto 2.009, mientras que para el Fondo Monetario Internacional, apenas alcanzaría el 0,4% del PBI. Claro que esta gran diferencia bien podría estar reduciéndose en las nuevas estimaciones que por estos momentos deben estar haciendo las autoridades argentinas ante el evidente deterioro de la economía.
¿Por qué existe tanta diferencia en las estimaciones? Un elemento clave puede encontrarse en la proyección de crecimiento. El FMI espera que la economía argentina se contraiga un 1,5%, dato muy cuestionado por el gobierno argentino.
Otro elemento que podría generar una subestimación del superávit fiscal por parte del FMI es la cuestión inflacionaria. ¿A cuánto asciende realmente la inflación en Argentina? Realmente muy pocos pueden responder esta pregunta con precisión. Yo me inclino a decir que se encuentra por encima del 15% pero no muy alejado de dicho nivel. Para el común de la gente, la tasa de inflación está bastante más allá de mi 15% y lo reflejaron en la encuesta sobre expectativas de inflación que releva la Universidad Torcuato Di Tella, en la que estimaron una tasa de inflación promedio esperada del 29,5% para los próximos 12 meses.
En cierta medida, el gobierno argentino mediante sus acciones de política económica reconoce que la situación es bastante compleja. Es por ello que a principios de año, se lanzó un canje de deuda que le permitió a la Argentina reducir las obligaciones para los próximos años y así quitarle presión al programa financiero.
Esta medida que tan buen resultado le ha dado al gobierno, pretende ser replicada otra vez según El Cronista Comercial, y es así que la semana entrante se propondrá un canje voluntario de Boden 2012 que tiene el atractivo de un pago por anticipado el cupón de capital que vence el 3 de agosto –implica una erogación de US$ 2.300 millones (que en realidad no representa una gran mejora) pero canjear los vencimientos que vencen en 2010 y 2012 y que implican US$ 7.000 millones por nuevos bonos de mayor plazo. Seguramente el canje no tendrá mucho de voluntario ya que el 80% de los bonos está en manos de inversores institucionales que recibirán un llamado oficial para invitarlos a participar.
La necesidad de despejar el programa financiero en el corto plazo surge como consecuencia de la imposibilidad de la Argentina de acceder a los mercados internacionales de deuda. Es por ello que ante el agravamiento de los problemas en las fuentes de ingreso, qué mejor situación que reducir las obligaciones.
Si bien entiendo que es una buena alternativa la de demorar el pago de las obligaciones, el problema para la Argentina es que no hay muchos elementos que puedan asegurar una fuerte recomposición del superávit fiscal (algo cada vez menos probable considerando la indisciplina en el gasto por parte del gobierno), ni que el país podrá volver a acceder a los mercados internacionales, por lo que se estaría posponiendo el problema y generando mayores presiones a futuro.
¿Qué debe hacer el gobierno argentino ante este panorama complicado?¿Aumentar impuestos? La alternativa de incrementar la presión tributaria no aparece como demasiado viable. Según un documento elaborado por la Comisión Económica para América latina (Cepal), Argentina es el segundo país en la región por mayor presión tributaria, la cual alcanza al 29% de su PBI (solamente superada por Brasil).
Por otra parte, la experiencia del gobierno de Fernando De la Rúa, cuando el por entonces ministro de Economía José Luis Machinea decidió al asumir sus funciones, incrementar la presión tributaria en el país, terminó por ser un elemento que agravó la situación económica que llevó al país a la crisis terminal de la convertibilidad.
El gobierno enfrenta a cada instante mayores tensiones con una pérdida constante de herramientas para hacerlos frentes. Para colmo de males, más allá de que pueda continuar resistiendo la situación, existe un riesgo concreto y latente de que se pueda detonar algún episodio de crisis desde el ámbito de las provincias.
La situación fiscal en las provincias ha experimentado un deterioro tal que no se descarta el adelantamiento de las transferencias de la coparticipación para que las mismas puedan hacer frente al pago de los aguinaldos. En la edición del sábado pasado, Clarín (periódico perteneciente al grupo económico del mismo nombre que tantos problemas ha mantenido con el gobierno kirchnerista), daba cuenta de los graves problemas para las finanzas provinciales que tendrá el acuerdo salarial aprobado recientemente por el gobierno nacional que implicaba un incremento en los sueldos del 15,5%.
El relevamiento realizado por Clarín a conocidas consultoras privadas, daban cuenta de un potencial incremento en el déficit de la provincia de Buenos Aires que triplicaría en 2009 el observado en 2008. También estarían enfrentando problemas fiscales otras provincias de peso como son Santa Fe y Córdoba.
Nuevamente me pregunto ¿Qué debe hacer el gobierno argentino ante esta situación? Sin dudas no le queda otra alternativa que escuchar la advertencia del FMI y trabajar duramente en disciplinar su política fiscal. ¿Podrá disciplinarse de una vez por todas?