Pekín, 10 oct (.).- Más de 700 ciudadanos chinos sospechosos en participar en estafas a través de internet fueron repatriados a su país por las autoridades de Birmania, en un nuevo golpe a las mafias que operan desde ese país, informaron medios locales.
Los detenidos son 706 y fueron entregados a las autoridades chinas en tres grupos, lo que eleva el número de repatriados por este tipo de delitos a 2.317 en los últimos meses, publicó el diario oficialista Global Times.
Entre los arrestados, entregados a la Oficina de Seguridad Pública de la provincia de Yunnan (sur), figuran 26 personas que estaban buscadas por la justicia china, en lo que el rotativo califica como un “golpe significativo” a estas mafias transfronterizas.
A principios de octubre China estableció una zona restringida en un condado fronterizo con el noreste de Birmania que estará operativa hasta final de año para tratar de frenar el tráfico de personas y otros delitos perpetrados por bandas de "cibercrimen" que operan desde ese país.
Las autoridades someterán a estrictos controles y registros a todas las personas y vehículos que transiten por el área, ubicada en el condado de Tengchong, perteneciente a la provincia sureña de Yunnan.
El Gobierno de Tengchong explicó en un comunicado difundido en sus redes sociales que el objetivo es evitar que las personas sin razón justificada accedan a la zona y reducir las posibilidades de que se cruce ilegalmente la frontera para organizar o participar en fraudes a través de internet desde Birmania.
Según las autoridades, las bandas atraen engañados a ciudadanos chinos a ese país y les obligan a trabajar en bandas dedicadas a las lucrativas estafas telefónicas o en línea que también tienen como objetivo principal a personas chinas.
El Gobierno chino ha pedido al birmano que tome medidas para frenar a estas mafias y en agosto pasado acordó con Tailandia y Laos la creación de un mecanismo de cooperación para acabar con el problema.
Además de China, diversas organizaciones han alertado en los últimos meses sobre la venta de trabajadores del Sudeste Asiático en régimen de esclavitud a centros operados por ciudadanos chinos en Camboya y Birmania.