Barcelona, 17 oct (.).- Raventós Codorníu cerró su último ejercicio fiscal, que va de julio de 2022 a junio de 2023, con un ebitda -beneficio bruto de explotación- de 33,6 millones, un 16 % más que el ejercicio anterior y récord histórico, y unas ventas de 227 millones, un 4 % más y el mejor registro de la década.
Controlado por el fondo estadounidense Carlyle (NASDAQ:CG) y formado por 15 bodegas, entre ellas Codorníu, el grupo ha mejorado estas cifras en un 30 %, en el caso del ebitda, y en un 20 %, en ingresos, con relación a antes de la pandemia.
"Acogemos estos resultados con mucha satisfacción: en un difícil entorno económico seguimos dando buenos pasos en nuestra estrategia", ha dicho este martes el consejero delegado del grupo, Sergio Fuster, en un encuentro con periodistas.
El directivo ha destacado cómo Raventós Codorníu cerró la vendimia de 2022 -la que se ha embotellado en enero de este año y se empieza a vender este octubre- "100 % orgánica": "Lo que era una meta para algún momento de 2024, ya lo hemos logrado", ha reivindicado tras remarcar que este ha sido "un proceso de más de diez años".
El 4 % más de facturación -que no ha alcanzado el récord histórico, de 235 millones- se explica, según Fuster, ha venido más por un mayor volumen de ventas -del 3 %- que por el incremento del precio de venta, ya que ha indicado que no se han trasladado los sobrecostes por la inflación al producto final.
Para Raventós Codorníu, el mercado español representa el 62 % de su negocio, frente al 38 % del internacional, donde destaca el crecimiento en Reino Unido (56 %), Suecia (35 %) o México y Argentina (55 % y 56 %, respectivamente).
Fuster ha asegurado que no prevé que Carlyle salga del accionariado en el corto plazo: "Hay siempre muchos rumores, pero no ha habido ninguna propuesta", ha indicado antes de resaltar que, en este sentido, "las aguas están muy tranquilas".
También ha asegurado que la compañía permanece atenta a posibles compras, a pesar del difícil entorno macroeconómico para endeudarse, y que estudia vender activos "totalmente en desuso" -como la bodega Tionio o la Masia Bach-, aunque no sus marcas.