Tokio, 17 ene (.).- El Gobierno de Japón tiene previsto designar el próximo mes a una lista de candidatos para suceder al actual gobernador del Banco de Japón (BoJ), Haruhiko Kuroda, cuyo mandato expira en abril, según recogen hoy los medios locales.
El banco central japonés afronta un cambio de liderazgo en un momento marcado por las expectativas en los mercados sobre la posible modificación de la política monetaria de la entidad.
Kuroda, en el cargo desde marzo de 2013, viene apostando desde entonces y en coordinación con el Gobierno nipón por una amplia estrategia de flexibilización monetaria, que durante el último año se ha mantenido a pesar de la aceleración de la inflación en Japón y en contraste con otros bancos centrales de potencias mundiales.
Entre los favoritos para sucederle se encuentran Masayoshi Amamiya, actual vicegobernador del BoJ y mano derecha de Kuroda, y Hiroshi Nakaso, quien ocupó anteriormente ese cargo, según recogen los medios locales citando a fuentes gubernamentales.
Otros analistas también señalan que el Gobierno que encabeza Fumio Kishida estaría buscando a una figura más alejada del actual liderazgo del BoJ, con vistas a emprender un cambio de rumbo en una entidad que mantiene su poco convencional política de estímulos desde hace una década y sin dar los resultados deseados.
El índice de precios de consumo subió en Japón un 3,7 % el pasado noviembre, su mayor incremento en 41 años, y se espera que cierre el año en torno al 4 %, el doble de la cifra del 2 % fijada por el banco central nipón.
Kuuroda viene defendiendo que esta inflación es de carácter importado y transitorio por el encarecimiento global de las materias primas y de la energía, y por tanto no ha considerado necesario modificar los tipos ultrabajos que aplica la entidad.
No obstante, en la última reunión de política monetaria de la entidad, se decidió conceder más margen al alza para la curva de rendimientos, lo que fue interpretado por los mercados como un anticipo de las subidas de tipos por venir.
La divergencia entre la política monetaria del BoJ y la de otras entidades de referencia como la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo causó una fuerte devaluación de la divisa nipona frente al dólar y al euro durante el pasado año, aunque el yen se ha recuperado en cierta medida tras la medida tomada el mes pasado por el banco central japonés.