Madrid, 20 jul (.).- El nivel de estrés de los mercados financieros españoles está en un nivel de riesgo alto, por encima de 0,49, en un momento en que se está descontando un giro brusco de la política monetaria y un escenario de menor crecimiento, según el Boletín de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En dicho boletín, correspondiente al segundo trimestre del año, se destaca que el indicador de estrés ha recogido las tensiones del entorno financiero durante estos meses.
Así, ha aumentado, desde niveles algo superiores a 0,20 a principios de año, hasta un primer máximo anual de 0,47 en marzo, durante los primeros días de la guerra entre Rusia y Ucrania; y un segundo máximo de 0,50 a principios de julio,
Se considera un estrés bajo cuando el indicador es inferior a 0,27, un estrés medio entre 0,27 y 0,49 y un estrés alto a partir de esa cota.
En cualquier caso, el nivel actual, por encima del 0,49, se queda lejos de los de los valores alcanzados en 2008, 2012 y a principios de la pandemia, según el regulador.
Todos los segmentos evaluados presentan aumentos notables en el nivel de estrés durante el primer semestre del año, generalmente originados por los indicadores de volatilidad.
A principios de julio destacaba el alto nivel de estrés del mercado de bonos o intermediarios financieros (ambos en 0,74), así como en otros segmentos de menor relevancia, como derivados o tipos de cambio (ambos por encima de 0,80).
Entre los riesgos más importantes que se vislumbran en este entorno financiero la CNMV destaca la "gran incertidumbre sobre la persistencia en el tiempo de niveles tan altos de inflación y sobre la intensidad de la respuesta de la política monetaria".
A todo ello se suma "las dudas sobre la duración de la guerra en Ucrania y las posibles restricciones futuras en el suministro de energía en algunos países, que están generando importantes riesgos a la baja para la actividad económica de las principales economías", se indica.
Asimismo, se advierte de las consecuencias del elevado nivel de inflación sobre el rendimiento de los activos, del repunte de las rentabilidades de los activos de renta fija sobre los tenedores de deuda y de la consecuente caída en precios, del riesgo de endurecimiento de las condiciones de financiación y del aumento de la volatilidad en los mercados como consecuencia de la incertidumbre económica.
En relación al selectivo español IBEX 35, la CNMV destaca que ha retrocedido en la primera mitad del año un 7,1%, la menor caída en Europa entre los grandes índices, tras el británico FT 100.
Sin embargo, este mejor comportamiento relativo no es suficiente para cerrar la brecha acumulada tras tres ejercicios de evolución relativa peor a la de sus semejantes europeos.
La menor caída del índice español se explica, según la CNMV, por la mejor evolución relativa del sector de la energía, del sector bancario, junto a su mayor peso en el índice, que se vislumbra en un contexto de subidas de tipos de interés; y la menor presencia de compañías cíclicas y ligadas al sector tecnológico.
Además, el índice español se beneficia de la mejora de las perspectivas de recuperación de las economías latinoamericanas debido a la gran exposición de las grandes compañías cotizadas a esta área.
En cuanto a los activos de renta variable, la CNMV dice que "han reaccionado a este escenario macroeconómico de menor crecimiento y tipos al alza con descensos notables de sus precios, que han venido acompañados en ocasiones de repuntes de la volatilidad".
De los mercados de deuda resalta que han reaccionado con incrementos notables en los rendimientos de los activos a largo plazo y, en el caso de España, el aumento de la rentabilidad ha sido de 1,86 puntos porcentuales.
En este contexto, las primas de riesgo de crédito se han incrementado en el primer semestre del año, especialmente en los momentos en los que los mercados han descontado giros más intensos en la política monetaria y mayor deterioro en el crecimiento.