Lisboa, 30 nov (.).- La aerolínea portuguesa TAP registró entre enero y septiembre unas pérdidas de 700,6 millones de euros, frente a los 110,8 millones que perdió en el mismo periodo de 2019, debido al impacto de la pandemia de covid-19, a la que espera sobrevivir con un plan de reestructuración que llevará a Bruselas en diciembre.
Según la información enviada por la compañía hoy a la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios lusa (CMVM), hubo una "prometedora recuperación de la demanda" en el tercer trimestre, pero a mitad de agosto la tendencia se revirtió por "imposición de nuevas restricciones en los viajes".
Así, en el tercer trimestre la capacidad cayó un 79 % y los ingresos un 81 %, comparado con el mismo periodo de 2019.
Ello ha impedido que el verano tenga un impacto positivo y al final en el tercer trimestre la aerolínea acumuló pérdidas de 118,7 millones, un agravamiento del 200 % en comparación con el mismo periodo de 2019, en el que registró un beneficio de 1,2 millones de euros.
Entre enero y septiembre, TAP transportó a un 70 % menos de pasajeros -lo que supone nueve millones de personas-.
Los ingresos totales ascendieron a 841,3 millones, un 66,2 % menos que en los nueve primeros meses de 2019.
Los costes operativos cayeron un 40,7 %, hasta 1.451 millones.
TAP ultima un plan de reestructuración para hacer frente a la covid que deberá llegar antes del 10 de diciembre a la Comisión Europea.
El plan es una contrapartida del acuerdo alcanzado entre el Gobierno luso y los accionistas privados para aumentar la presencia estatal en el capital, que prevé además una inyección de 1.200 millones de euros.
Actualmente, el Estado luso posee el 72,5 % del capital, después de aumentar su presencia ante el fuerte impacto sufrido por la pandemia, en tanto que el empresario luso Humberto Pedrosa posee el 22,5 % y trabajadores de la empresa el 5 % restante.
Según el sindicato de Personal de Vuelo de Aviación Civil (SNPVAC), mayoritario del sector, la reestructuración diseñada por la compañía implica bajar un 25 % los salarios y despedir a unos 750 trabajadores, además de reducir la flota en unos veinte aviones.
A esto se unen otras cerca de mil salidas de trabajadores a los que no se ha renovado el contrato desde marzo y otros a los que no se les renovará en próximos meses, por lo que en total la TAP perdería unos 1.800 empleados.
TAP contaba con más 10.000 trabajadores antes de la pandemia.