Antonio Broto
Ginebra, 26 dic (.).- La economía de Ucrania, a la que la guerra ha convertido en el país más pobre de Europa en renta per cápita, ha mostrado sin embargo una gran resiliencia gracias a la progresiva liberalización de su comercio de cara a una integración en la UE, algo que debe continuar durante el futuro proceso de reconstrucción, aconseja la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En su informe periódico sobre el comercio y la economía de Ucrania, que abarca el periodo 2016-2024, la OMC recuerda que tras el colapso del PIB ucraniano (-22 %) en 2022, con el comienzo de la invasión rusa, hubo un rebote del 5,3 % el pasado año que se espera se modere al 3 % en 2024.
Ucrania, que antes del conflicto superaba a países como Moldavia, Bosnia y Herzegovina o Albania en PIB per cápita según cifras de Naciones Unidas, es actualmente última en este indicador, con una renta anual de 5.500 dólares, unas seis veces menor que la española.
La guerra también causó un colapso del 33 % en las exportaciones ucranianas en 2022, lo que llegó incluso a afectar a la economía mundial por la posición del país como gran exportador de cereales y aceite de girasol.
No obstante, los acuerdos para garantizar los intercambios desde el mar Negro y el despliegue de rutas terrestres y fluviales alternativas evitaron una gran crisis alimentaria global en 2022, analizó la OMC.
De potencia siderúrgica regional a agrícola global
En su análisis, la organización con sede en Ginebra destaca la importancia que para Ucrania ha tenido su ingreso en la OMC en 2008, al reducir la importancia de sectores importantes en la era soviética pero hoy poco competitivos, como el siderúrgico, para impulsar otros con más posibilidades comerciales.
En este sentido, la OMC recuerda que el porcentaje de los productos agrícolas en las exportaciones ucranianas ha pasado del 17 % de 2008 al 61 % en 2023, mientras que los productos siderúrgicos vendidos al exterior han caído del 38 al 7 %.
El informe destaca que la inversión privada y la extranjera serán cruciales para la recuperación y reconstrucción de Ucrania tras la guerra, que podría necesitar, según cifras del Banco Mundial, unos 486.000 millones de dólares en la próxima década.
"Sostener y profundizar las reformas es crítico para asegurarse de que, con el adecuado apoyo de socios internacionales, la reconstrucción en Ucrania traiga una economía más inclusiva, resiliente y sostenible, con mejores estándares de vida para la población", resume el documento.
Un sector que necesitaría ser reformado en este sentido, de acuerdo con la OMC, es el bancario, que se encuentra "en una profunda crisis", lo que ha intentado ser respondido con la adopción de medidas para estabilizarlo y mejorar su gobernancia en línea con los estándares de la Unión Europea e internacionales.
Una guerra con impacto energético
En materia energética, la OMC destaca que la guerra ha convertido a Ucrania en un país importador de energía, cuando hasta 2022 era exportador neto, debido a los ataques rusos a su infraestructura eléctrica.
El país, por otro lado, es rico en recursos naturales como bauxita, grafito, titanio y litio, considerados clave para la transición energética, por lo que Ucrania puede jugar en el futuro un importante papel en la "revolución verde" y en mejorar la seguridad energética continental.
Pese a estas posibilidades, el país ha adolecido siempre de una inversión relativamente baja en ese y otros sectores (equivalente sólo al 17 % de su PIB en 2023), no sólo debido a la guerra sino también a la debilidad institucional, o la persistencia de empresas estatales en determinados sectores, critica la OMC.
Ucrania ha buscado mejorar en este campo con medidas para mejorar el ambiente empresarial tales como la puesta en marcha de un Tribunal Anticorrupción, o más facilidades para los inversores foráneos, a los que se les da salvo excepciones un trato similar a los nacionales.
Respecto a la integración europea de Ucrania, que tras la invasión rusa inició oficialmente las negociaciones de ingreso a la UE, la OMC destaca también que el país ya contaba con un acuerdo de asociación con Bruselas desde 2017, y ha puesto en práctica un 77 % de las obligaciones adquiridas en él con los Veintisiete.
Para un país que ya en su constitución dice tener "una irreversible vocación europea y euroatlántica", el giro comercial es patente, teniendo en cuenta por otro lado que Ucrania y Rusia suspendieron la aplicación bilateral del tratado de libre comercio de la Comunidad de Estados Independientes.