Por Supantha Mukherjee y Clara-Laeila Laudette
BARCELONA, 2 jul (Reuters) - Aunque su acto principal haya sido retransmitido por una pantalla, un Mobile World Congress (MWC) más pequeño y tranquilo ha dado a otros la esperanza de que los eventos presenciales pueden tener éxito en una pandemia.
Los asistentes llegados a Barcelona no han salido de copas tanto como han podido hacer en años anteriores, y el único alcohol que se ofrecía en el congreso era el empleado para desinfectarse las manos.
Los requisitos imprescindibles en el MWC de esta semana eran una PCR negativa, una mascarilla FFP2 y una tarjeta digital de rastreo de contactos para los cerca de 30.000 participantes que pasaron por los puestos de pruebas y siguieron un sistema de circulación en sentido único para reducir el riesgo de infección.
En cada "stand", un ejército de voluntarios escaneaba religiosamente los pases de rastreo de contactos, mientras que otros estaban presentes en cada esquina recordando a visitantes que no mantenían la suficiente distancia o cuya mascarilla se había deslizado, para que siguieran las normas.
El sector de eventos, que incluye conferencias y espectáculos y que fue valorada en 1,14 billones de dólares en 2019 por Allied Market Research, se vio frenado en seco por la pandemia.
Mientras que algunos negocios se desplazaron a Internet, los participantes de este sector han estado buscando fórmulas para volver a la normalidad.
Una de las ferias que está a la espera de ver si el MWC ha conseguido minimizar la propagación de la COVID-19 es la mayor conferencia tecnológica de Europa, Web Summit, que sigue adelante con los preparativos para celebrar una feria presencial en noviembre en Lisboa.
"Estamos entusiasmados con la idea de que la gente acuda a los encuentros tecnológicos... El MWC fue el primero en volver en persona, eso nunca es fácil", dijo a Reuters el director general de Web Summit, Paddy Cosgrave, quien añadió que las empresas estarían ahora más interesadas en asistir a este tipo de eventos.
(Reporte de Clara-Laeila Laudette y Supantha Mukherjee; edición de Douglas Busvine y Alexander Smith; traducción de Flora Gómez en la redacción de Gdansk)