Madrid, 17 jul (.).- El mercado de cereales ha vivido en continua tensión desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, relajado en parte por el acuerdo de exportación que Rusia ha decidido romper el pasado jueves después de un año de aplicación.
Bajo la mediación de la ONU y Turquía, Rusia y Ucrania firmaron el 13 de julio de 2022 un pacto que se ha ido renovando en distintas ocasiones hasta su vencimiento este lunes, cuando Moscú ha anunciado su decisión de no prorrogarlo.
Rusia considera que su parte del acuerdo no se ha cumplido, en concreto la reconexión del banco agrícola ruso (Rosseljozbank) al SWIFT, el levantamiento de sanciones a repuestos para la maquinaria agrícola, el desbloqueo de la logística y seguros de transporte, el descongelamiento de activos y la reanudación de la tubería de amoníaco Togliatti-Odesa, que explotó el 5 de junio.
Un portavoz gubernamental negó que la suspensión del pacto tenga relación con el ataque perpetrado esta madrugada contra el puente de Crimea, que une la ocupada península ucraniana con Rusia.
Antes de la guerra, Ucrania era el cuarto productor de cebada del mundo, el séptimo de trigo y el sexto de trigo, pero tras la invasión rusa en febrero de 2022 sus exportaciones de cereales se han visto afectadas.
UN 30 % MENOS DE PRODUCCIÓN EN UCRANIA
Según los últimos datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), difundidos el pasado jueves, Ucrania completó la siembra de cultivos en primavera en medio de las dificultades derivadas de la guerra.
En total son unas 4,1 millones de hectáreas de trigo de invierno plantadas en áreas bajo el control gubernamental, frente a las 6,1 millones registradas en 2021.
La FAO calcula que su producción total de cereales en 2023 estará un 30 % por debajo de la media y que la cosecha de cereales tanto de invierno como de primavera sumará 47,8 millones de toneladas.
Los volúmenes de exportación continúan por debajo de los niveles anteriores al conflicto, con 49 millones de toneladas entre julio de 2022 y junio de 2023, de las que 29,5 millones eran de maíz, 16,8 millones de trigo y 2,7 millones de cebada.
El fin del acuerdo coincide con el pico de la cosecha de trigo en el país, un cereal que suele exportarse a partir de septiembre liberando espacio, por lo que la capacidad de almacenar maíz puede ser un problema al no renovarse el acuerdo, según la FAO.
IMPACTO EN MERCADOS MUNDIALES
Hasta mayo pasado se exportaron más de 30 millones de toneladas de cereales y otros alimentos, con más del 50 % de los cargamentos de maíz, gracias a la iniciativa sobre la exportación de cereales por el mar Negro, según su Centro de coordinación conjunta.
El 64 % del trigo exportado llegó a países en desarrollo y el maíz se exportó por igual a países ricos y pobres, mientras que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha sacado más de 625.000 toneladas de trigo rumbo a Etiopía, Yemen, Afganistán, Sudán, Somalia, Kenia y Yibuti.
La invasión rusa de Ucrania elevó los precios de los alimentos en los mercados mundiales, pero los corredores solidarios de la UE y la iniciativa del mar Negro han contribuido a relajar esas tensiones.
Las dificultades en el abastecimiento han sido menores de lo temido en la UE y en España, pero sí alarmantes para países pobres que no pueden permitirse el encarecimiento.
En España, según las últimas cifras de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (Accoe), en la última semana cerrada y en lo que va de mes han caído los precios de la cebada (-4,48 %), del trigo blando (-3,59 %), del maíz (-2,26 %) y del trigo duro (-0,69 %).
En lo que va de año, la cebada ha bajado el 26,34 %; el trigo blando, el 23,58 %; el trigo duro, el 21,72 %; y el maíz, el 20,11 %.
En el operador europeo de mercados bursátiles Euronext (EPA:ENX) en París, los contratos de futuros del trigo repuntaron en la última semana un 4 %, pero por lo general han ido a la baja desde julio de 2022, mientras que los del maíz han empezado la semana subiendo el 4,25 %.
En Chicago (EEUU), los futuros de trigo y maíz han comenzado este lunes con aumentos de casi el 3 % y del 1,3 %, respectivamente.
IMPACTO EN ESPAÑA
Después de China, España era hasta mayo el segundo país de destino de los productos agrícolas ucranianos exportados a través del corredor del mar Negro, con 5,4 millones de toneladas repartidas en 132 barcos.
Para España, país deficitario de cereales, Ucrania es el primer abastecedor de maíz, junto con Brasil, y también su primer proveedor de aceite de girasol.
El país ha afrontado, además, el encarecimiento de los fertilizantes por los costes energéticos y los problemas de suministro en la UE ante la dependencia del gas de Rusia, importante proveedor también de materias primas para abonos.
La suspensión del pacto entre Kiev y Moscú coincide con el inicio en julio de la nueva temporada de cereales en España, que necesitará un abastecimiento récord de importaciones, unos 25 millones de toneladas según algunas fuentes, para garantizar la materia prima de alimentos o de piensos.
Según Accoe, la producción española de cereales de invierno (trigo, cebada, avena o centeno) disminuirá un 45,2 % respecto al año pasado, será la peor de las tres últimas décadas y se situará en ocho millones de toneladas.
Asaja cifró en junio esa caída en un 65 % y en los cinco millones de toneladas el volumen recolectado, mientras que Cooperativas Agro-Alimentarias situó en 48,5 % el descenso, hasta los nueve millones de toneladas, incluidos los cultivos de primavera (maíz).