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Por Marco Aquino y Anthony Esposito
LIMA, 8 dic (Reuters) - La primera mujer presidenta de Perú, Dina Boluarte, que inesperadamente llegó al poder el miércoles tras la destitución y arresto de su predecesor, tendrá que ir con cuidado para evitar el destino de otros gobernantes que se han visto forzados a dejar el Palacio de Pizarro antes del final de sus mandatos.
Una de las primeras acciones de Boluarte tras convertirse en presidenta, luego de que el exmandatario Pedro Castillo intentara cerrar el Congreso y fuera arrestado, fue implorar por una tregua y comprometerse a formar un gabinete que incluya a todos los espectros políticos.
Esta misión es compleja en un país conocido por sus divisiones entre conservadores leales al expresidente Alberto Fujimori, quienes están totalmente en su contra y una gran parte de la población harta de los políticos tradicionales.
"Boluarte llamó de inmediato por un diálogo entre todos los actores políticos. Eso es más fácil decirlo que lograrlo", dijo Jason Marczak, director senior del Adrienne Arsht Latin America Center del Atlantic Council.
Se trató de su primer discurso desde la juramentación del sexto presidente de Perú en cinco años. Pareció un gesto que buscaba obtener apoyo del electorado, pero quizás más importante, del Congreso unicameral, donde no tiene un partido que la respalde directamente tras haber sido expulsada del izquierdista Perú Libre.
"El último presidente peruano que no pertenecía a un partido político, Martín Vizcarra, fue impugnado por el Congreso en 2020, lo que desató una ola de protestas", dijo Marczak.
Abogada de profesión, Boluarte era casi una desconocida para la mayoría de los peruanos hasta hace poco, pero se destacó en la campaña electoral de Castillo y llegó a la vicepresidencia después de la sorprendente victoria del líder izquierdista en 2021.
Pero después de los eventos del miércoles, la política de 60 años criticó a Castillo por su "intento de golpe".
La política peruana es notablemente volátil y aún no está claro cuánto durará una luna de miel entre la presidenta y los congresistas, que han llevado adelante siete juicios políticos en los últimos años, tres de ellos contra Castillo.
Boluarte podría finalmente llamar a elecciones anticipadas para generar estabilidad en un país que está empantanado en las turbulencias políticas desde hace años, en buena parte por una Constitución que permite al Congreso destituir fácilmente a los presidentes.
"Sé que hay algunas voces que indican adelanto de elecciones y eso democráticamente es respetable", dijo el jueves Boluarte a periodistas, en el Palacio de Gobierno. "Más adelante, en coordinación con todas las organizaciones, estaremos viendo alternativas de cómo reorientar mejor los destinos del país", añadió.
Anticipar elecciones previstas para el 2026 podría ser clave para reorganizar un Congreso fraccionado, que enfrenta niveles de aprobación sumamente bajos. De hecho, una encuesta publicada en noviembre por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) preguntó a los participantes qué creen que debería pasar si Castillo es removido, y un 87% respondió que debían convocarse elecciones generales.
"Ella ha hablado de quedarse hasta el 2026, tiene y le asiste el derecho, pero no hay que olvidarse que éste es un problema de dos caras, el del Ejecutivo y el Congreso, hay una parte de la cara que se cayó, todavía queda la otra parte del problema, y el problema es el Congreso", dijo Fernando Tuesta, analista político y exjefe del organismo electoral peruano.
También será vital para tener un gobierno exitoso el nombramiento de un primer ministro experimentado que pueda negociar con un Congreso conocido por su relación tormentosa con la presidencia, así como un grupo de ministros creíbles.
"Incluso si designa a alguien que pueda encajar en esta descripción de trabajo, él/ella tendrá dificultades para hacer alianzas duraderas porque el Congreso es un ambiente muy agitado, con poca lealtad partidista, y una mentalidad muy transaccional", dijo Nicholas Watson, director gerente de la consultora Teneo.
Se espera que Boluarte anuncie la composición de su gabineteen los próximos días, ya que enfrenta el desafío poco envidiable de sanar un Perú fragmentado donde la presidencia ha estado enfrentada con el Congreso durante más de un año.
Como si esos alborotos institucionales no fueran suficientes, un grupo de acérrimos simpatizantes de Castillo ya amenazan con hacerle la vida difícil a la mandataria desde el primer día.
"Dina Boluarte no es nuestra presidenta, que el pueblo la elija, (y) ahí la reconoceré a ella, y el pueblo no la eligió", dijo Sonia Castañeda, quien participaba de una marcha en Lima.
(Reporte de Marco Aquino en Lima y Anthony Esposito en Ciudad de México. Editado en español por Marion Giraldo)