Por Peter Henderson
SAN FRANCISCO (Reuters) - Los fabricantes de automóviles aplaudieron el llamamiento que el presidente Donald Trump hizo el miércoles para que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos revise y posiblemente relaje los estándares para la eficiencia en los coches. Pero el gobierno de California ve las cosas de otra forma.
Este estado piensa seguir adelante con la regulación más severa en materia de contaminación de automóviles en 2022-2025, que la administración del ex presidente demócrata Barack Obama aprobó apresuradamente antes de que Trump llegase a la Casa Blanca. Se espera que los reguladores de California completen la normativa en una reunión los próximos 23 y 24 de marzo.
El administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas inglesas), Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático, dijo que su agencia revisará las normas federales y se espera ampliamente que las suavice.
Mientras tanto, la patronal Auto Alliance ha pedido a la EPA que anule las reglas, que según los fabricantes de automóviles son caras y podrían costar empleos en Estados Unidos. El fiscal general de California ha pedido al tribunal que permita al estado defender la regulación de Obama.
Actualmente, el país cuenta sólo con un conjunto de estándares que los fabricantes de automóviles deben cumplir cuando producen sus vehículos. El choque entre California y el gobierno de Trump podría conducir a un conjunto de estándares en California y en al menos otra docena de estados, y otros estándares diferentes en el resto del país, aumentando los costes para los fabricantes de coches y los quebraderos de cabeza para los consumidores.
"No nos vamos a echar atrás", dijo Héctor De La Torre, miembro del consejo de recursos del aire de Calilfornia, un órgano que fija las políticas que más de una docena de otros estados siguen parcial o totalmente. Reuters habló con la mayoría de los miembros del consejo, quienes expresaron su apoyo al plan original elaborado por el gobierno federal, los fabricantes de automóviles y California durante la presidencia de Obama.
Ese plan incluye objetivos más estrictos en las emisiones de los escapes de los automóviles y un mandato de California para tener coches sin emisiones.
Los controles de contaminación conllevan importantes consecuencias financieras y de salud para Estados Unidos.
Reguladores de Estados Unidos y California proyectaron el año pasado en un borrador que unos controles de contaminación más estrictos añadirían unos 1.000 dólares al coste total de cada coche vendido en 2025. Estos también dijeron que el coste adicional se verá más que compensado por los beneficios de tener que gastar menos en gasolina y un aire más limpio.
Los fabricantes de automóviles dicen que no han tenido tiempo para revisar el estudio.