MADRID (Reuters) - El pacto de gobierno firmado por los socialistas vascos con el Partido Nacionalista Vasco en Euskadi, que implica una revisión de la relación de la región con España, emergió el martes como un nuevo escollo territorial para el Partido Socialista Obrero Español.
Tras el reciente choque con los socialistas catalanes por su negativa a abstenerse ante la candidatura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, el acuerdo firmado por el Partido Socialista de Euskadi (PSE) para entrar en el Gobierno en minoría de los nacionalistas levantará ampollas al incluir la remodelación del Estatuto de Gernika y el reconocimiento de Euskadi como nación.
Pese a que desde el PSE defienden que no están a favor del derecho a decidir, el debate sobre la relación con España que se dará en la Cámara Vasca se cerraría en unos ocho meses con la defensa de las conclusiones por parte del lehendakari Iñigo Urkullu en el Congreso de los Diputados.
"La consulta habilitante sigue presente en la propuesta del PNV, para nosotros es un instrumento de legitimación", dijo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras firmar el acuerdo con la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, en Vitoria.
Un mayor y mejor autogobierno y la convivencia en la región tras el debilitamiento de ETA, junto con el empleo, son las bases de un pacto que recupera la relación de gobierno entre PSE y PNV tras dieciocho años y que exigirá el apoyo de otras formaciones de la fragmentada cámara vasca.
Desde Madrid, el acuerdo - que no exigió el visto bueno de la actual gestora que dirige la formación socialista - ha sido descrito cautamente por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como "positivo" puesto que garantiza la estabilidad de gobierno en la región y se da dentro del marco jurídico actual.
"El acuerdo se da desde la centralidad (...) No vamos a reformar el artículo 2 de la Constitución", dijo el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, en referencia a la parte de la Carta Magna que habla de la unidad de España.
UN ASUNTO ESPINOSO
El debate en el País Vasco viene a mostrar lo espinosa que será la cuestión territorial en los próximos años, cuando el Gobierno del conservador Mariano Rajoy habrá de abordar también el reto soberanista en Cataluña, donde hay convocado un referéndum sobre la independencia para septiembre de 2017.
"Este acuerdo señala el camino del diálogo (...) puede servir de guía para solucionar, salvando todas las distancias, algunos otros asuntos en España", dijo Mendia.
El acuerdo llega en un momento en que el PSOE está revisando su relación con el Partido de los Socialistas de Cataluña, que votó en bloque en contra de Rajoy, incumpliendo la decisión de la dirección socialista de propiciar vía abstención el segundo mandato de un político que ha cerrado la puerta una y otra vez al debate territorial.
"Me preocupa que el rumbo del PSE sea seguirle los pasos al PSC y asumir la hoja de ruta del nacionalismo radical", dijo el portavoz parlamentario del Partido Popular, Rafael Hernando.
En las filas de Podemos, su portavoz en el Congreso, Iñigo Errejón, celebró el acuerdo pero dijo que a su formación le gustaría saber cuál es la postura global del PSOE en materia territorial para el conjunto de España.