Por Philip Pullella y Rosemarie Francisco
MANILA (Reuters) - El Papa Francisco abandonó Filipinas el lunes, poniendo fin a una gira de una semana a Asia que culminó con una misa bajo la lluvia para cerca de siete millones de personas en la capital de la nación que tiene el mayor número de católicos en la región, la mayor multitud hasta la fecha para un acto papal.
Funcionarios del Vaticano dijeron que de seis a siete millones de personas asistieron a la misa del domingo en el Parque Rizal de Manila y sus alrededores, eclipsando los aproximadamente cinco millones de fieles que inundaron el mismo parque para una misa del Papa Juan Pablo hace 20 años.
El avión del Papa despegó del aeropuerto de Manila alrededor de las 10.00 hora local (0200 GMT) en medio de un clima despejado, en fuerte contraste con el clima tormentoso que enfrentó desde su llegada a Filipinas el jueves.
Grandes multitudes saludaron al Papa en todas sus escalas en Filipinas pese al mal tiempo. Miles de personas se congregaron el lunes en las calles a lo largo de la ruta papal hacia el aeropuerto, algunos coreando "Viva Santo Papa" y "Papa Francisco, te amamos".
Cerca de un millar de niños de escuelas bailaron y cantaron mientras el Papa abordaba su avión para regresar a Roma.
Varios de los eventos programados por el Papa Francisco para Filipinas fueron interrumpidos por torrenciales aguaceros y fuertes vientos, particularmente el sábado cuando se dirigió a consolar a los sobrevivientes del tifón Haiyan, que causó la muerte a al menos 6.300 personas en la región central de Filipinas en noviembre del 2013.
Además de ofrecer consuelo a los supervivientes del tifón en Filipinas, Francisco instó al Gobierno a combatir la corrupción y la pobreza y pidió al mundo que escuche el clamor de los pobres, los hambrientos, los desamparados y los niños abusados.
Antes de llegar a Filipinas, el Papa pasó dos días en Sri Lanka, donde oró por la reconciliación entre las diferentes religiones tras el fin en el 2009 de la guerra civil de 26 años en el país predominantemente budista que terminó en el 2009 con la muerte de hasta 100.000 personas.