Por Graham Fahy y Philip Pullella
KNOCK, Irlanda (Reuters) - El Papa Francisco pidió el domingo durante su visita a Irlanda perdón por el "escándalo y la traición" que sienten las víctimas de los casos de explotación sexual del clero católico en el país, donde los abusos han agrietado la imagen de la Iglesia católica.
En la primera visita de un pontífice a Irlanda en casi cuatro décadas, Francisco se reunió el sábado en privado con ocho víctimas de abusos por parte del clero, de religiosos y de instituciones, y dijo que buscaría un mayor compromiso para eliminar este "flagelo".
Sin embargo, la presión sobre el tema aumentó el domingo cuando un antiguo alto cargo del Vaticano acusó a Francisco de haber conocido las acusaciones de abuso sexual a un prominente cardenal estadounidense durante cinco años antes de aceptar su renuncia el mes pasado.
"Ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse con las historias de jóvenes que sufrieron abusos, fueron privados de su inocencia y quedaron marcados", dijo Francisco a una multitud de decenas de miles en el santuario de Knock, en el oeste de Irlanda, el domingo por la mañana.
"Esta herida abierta nos desafía a ser firmes y decisivos en la búsqueda de la verdad y la justicia. Pido perdón por estos pecados y por el escándalo y la traición que sienten tantos otros en la familia de Dios", dijo.
Los años de escándalos de abuso sexual han hecho añicos la credibilidad de la Iglesia, que hace cuatro décadas ejercía una enorme influencia en la sociedad irlandesa. En los últimos tres años, los votantes irlandeses han aprobado el aborto y el matrimonio homosexual en referendos, en contra de la opinión de la Iglesia.
La menguada influencia de la Iglesia católica se ha puesto de relieve por el menor número de asistentes en comparación con el público que fue a ver al Papa Juan Pablo II durante la última visita papal en 1979, cuando se presentó más de tres cuartas partes de la población de Irlanda.
"FALSOS AMANECERES"
Francisco, que se enfrenta a crisis de abusos sexuales en varios países, escribió una carta sin precedentes a todos los católicos la semana pasada pidiéndoles a cada uno de ellos que ayudara a erradicar "esta cultura de la muerte" y prometiendo que no habría más encubrimientos.
Algunos de los que asistieron a la visita durante la brumosa mañana en Knock, donde un grupo de lugareños afirmaron haber presenciado en 1879 una aparición de la Virgen María, dijeron que a Francisco se le debería dar la oportunidad de lidiar con los problemas de abuso que han sacudido a la Iglesia durante décadas.
"La gente tiene que darle una oportunidad a este hombre, lo está haciendo lo mejor que puede", dijo Carmel Lane, quien viajó desde el condado de Longford en la región central de Irlanda para asistir a la misa.
Responsables del Vaticano no quisieron comentar el domingo una carta de 11 páginas a medios conservadores católicos en la que el arzobispo Carlo María Vigano dijo que le había comunicado a Francisco en 2013 que el cardenal Theodore McCarrick había recibido numerosas acusaciones de abuso sexual a seminaristas y sacerdotes de bajo rango.
McCarrick se convirtió en el primer cardenal que renuncia a su cargo del que haya constancia después de que una investigación concluyera que las acusaciones de que había abusado sexualmente de un muchacho de 16 años eran creíbles.
McCarrick ha dicho que no tiene "ningún recuerdo" del presunto abuso del adolescente hace 50 años, pero no ha comentado las otras acusaciones.
Un superviviente de abusos del clero que se reunió con el Papa el sábado, Paul Redmond, dijo que el lenguaje contundente utilizado por Francisco en la reunión le dio la esperanza de que algo podría estar cambiando en la Iglesia Católica.
"Ha habido muchos amaneceres falsos, ha habido muchas promesas vacías y muchas conversaciones, pero tal vez este es el momento en que va a suceder algo verdaderamente sustancial en la Iglesia", dijo Redmond a Reuters.
Sin embargo, otras personas que participaron en protestas esporádicas alrededor de Dublín el sábado no estaban convencidas.
"No creo que deba venir y esperar que paguemos su visita cuando hay personas hoy en Irlanda que están tan dañadas y necesitan tanta ayuda que no pueden vivir con normalidad debido a todo el abuso", dijo Lisa, de 30 años, quien se negó a indicar su apellido, mientras esperaba con otros manifestantes para que pasara el papamóvil.
"No debería haber venido".
(Información de Conor Humphries y Philip Pullella; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)