Por Thomas Escritt
ÁMSTERDAM (Reuters) - El Parlamento holandés aprobó el martes prohibir los velos en algunos lugares públicos, una ley que según el Gobierno es esencial para la seguridad, pero que los opositores dijeron que pretende complacer los sentimientos islamófobos.
La ley, aprobada por la Cámara baja pero que todavía requiere de la aprobación del Senado, prohíbe los velos y otros objetos que escondan la cara, como las máscaras de esquí y los cascos, en lugares donde la identificación del individuo es esencial, como los edificios gubernamentales, el transporte público, los colegios y los hospitales.
Pocas mujeres en Países Bajos llevan velos, pero la prohibición de esta prenda ha sido una de las reivindicaciones del opositor islamófobo Geert Wilders, cuyo Partido de la Libertad lidera las encuestas de cara a las elecciones que se celebrarán el próximo mes de marzo.
Los velos que cubren el rostro de forma parcial o total, como el burka o el niqab, han divido a la opinión pública europea, enfrentando a los defensores de la libertad religiosa con los secularistas y aquellos que dicen que se trata de un elemento de otra cultura o un símbolo de la opresión sobre las mujeres.
Francia y Bélgica han prohibido completamente llevar velos faciales en público y otros países europeos tienen prohibiciones de carácter local o regional. Violar esta ley holandesa supondría una multa de 405 euros.
"Todo el mundo tiene el derecho de vestir como él o ella quiera", dijo el Ejecutivo en un comunicado.
"Esa libertad está limitada solo donde sea esencial que la gente se vea entre sí, por ejemplo para proveer un buen servicio o por cuestión de seguridad".
Quienes se oponen a esta ley han acusado al primer ministro holandés, Mark Rutte, de centroderecha, de complacer a los votantes islamófobos en un intento de no ser superado por Wilders.
Países Bajos, que durante mucho tiempo ha sido considerado uno de los países europeos más tolerantes, ha experimentado desde comienzos de siglo un auge de las tensiones raciales. El asesinato en 2004 del controvertido cineasta Theo van Gogh, perpetrado por un militante islamista, es considerado un punto de inflexión en esta tendencia.