Viena, 26 jun (EFE).- Los precios del crudo cerraron la semana a
un nivel próximo a los 80 dólares por barril, pese a las crecientes
dudas sobre una sólida recuperación de la economía mundial, que
habían presionado su cotización en los últimos días.
El precio del barril de Brent subió el viernes un 2,15 por ciento
en Londres para cerrar en 78,12 dólares, coincidiendo con el inicio
de la temporada de huracanes en el golfo de México.
Al mismo tiempo, el barril de crudo de Texas se apreciaba ayer un
3,07% y cerraba la semana a 78,86 dólares en Nueva York, tras surgir
igualmente temores por los efectos de los huracanes en las
instalaciones del golfo de México, que afectarían a la producción.
Con estos incrementos se esfumaba el descenso de la cotización
del oro negro a principios de la semana motivada por la
incertidumbre que se cierne sobre la demanda petrolera mundial.
La tendencia contraria se observaba con el precio del barril de
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que en
una semana se depreciaba un 3,8% hasta los 72,93 dólares del jueves.
En este sentido, la Agencia Internacional de Energía (AIE)
subrayaba que las perspectivas para el mercado de crudo y gas
natural siguen siendo inciertas y que ambos sectores necesitan más
inversiones, una eficiencia energética mejorada y datos más fiables.
En sus previsiones divulgadas el 23 junio, este organismo
pronosticaba una bajada de la demanda petrolera en los próximos
cinco años a medida que China y otros países reduzcan el ritmo de
crecimiento de sus economías nacionales.
La agencia también indicaba que el análisis sobre el mercado de
petróleo abarca escenarios de demanda que reflejan la incertidumbre
sobre el rumbo que tomará la recuperación económica mundial, tras la
ralentización de 2008 y 2009.
Al mismo tiempo, unos inventarios norteamericanos todavía muy
altos, junto con la incógnita sobre el futuro de las principales
economías del planeta, como las de EEUU, Europa y China, son
elementos que, en principio, tienden a deprimir los precios.
Además, la crisis reinante en Europa por la elevada deuda
soberana en varios países comunitarios, ante todo Grecia, tampoco
ayuda a levantar los ánimos de consumo energético, señalaron
analistas en Viena.
Pero los inversores parecen haber dejado de lado estos temores
para centrarse ahora en la potencial situación peligrosa que puede
desarrollarse en el golfo de México con la temporada de los
huracanes, a lo que se une el desolador panorama en tres estados
norteamericanos sureños afectados por el vertido de la plataforma de
British Petroleum (BP).
Por otra parte, los exportadores rusos de petróleo, que han
vivido una bonanza sin precedentes gracias a las condiciones
favorables desde que empezó a funcionar el oleoducto ESPO a finales
de 2009, se enfrentan ahora a los nuevos aranceles de exportación
que mermarán sus notablemente ingresos.
Durante la semana llegaba desde la India la noticia de que el
Gobierno de Nueva Delhi discute la desregulación de los precios de
los carburantes, dado que, entre otros factores, el coste
establecido oficialmente perjudica la rentabilidad de las empresas
estatales.
La liberalización del mercado energético en un país de tan alta
densidad demográfica puede ser una bendición para unos pero también
una maldición para las capas más pobres de la población, puesto que
una subida de los precios de los carburantes encarecería los
alimentos y otra necesidades básicas. EFE