BUENOS AIRES, 01 feb - Los servicios de inteligencia de Argentina han sido acusados durante años de estar al margen de la legalidad y de operar en las sombras con total independencia, pero ahora es el propio Gobierno el que los culpa de la muerte de un reconocido fiscal.
El escándalo estalló cuando Alberto Nisman fue hallado el 18 de enero sobre un charco de sangre y con un disparo en la sien en su lujoso departamento de Buenos Aires, días después de haber acusado a la presidenta Cristina Fernández de encubrir a los autores de un trágico atentado antisemita que investigaba.
El Gobierno acusó a ex espías de la Secretaría de Inteligencia (SI) de haber impulsado la denuncia del fiscal y de estar involucrados en su muerte. Fernández dijo que pudo haber sido asesinado, aunque los investigadores sospechan de un suicidio.
En medio de la conmoción que desató la muerte en Argentina, Fernández anunció esta semana que disolverá la Secretaría de Inteligencia para crear una nueva central que estará bajo control de la procuradora general, en un intento por acabar con los turbios métodos de espionaje de la agencia ubicada a sólo metros de la casa de gobierno.
Pero la trama de la historia es compleja y muchas preguntas sobre los servicios de inteligencia siguen sin respuesta.
¿Por qué un sector de los servicios de inteligencia habría buscado golpear a la presidenta? ¿Cómo pudo operar con semejante impunidad?
EL MEMORANDO
"Esta puja interna (de los servicios) arranca con el memorando de entendimiento con Irán" del 2013, dijo a Reuters una fuente del Gobierno bajo condición de anonimato.
Con ese documento, la presidenta de Argentina aceptaba investigar junto a la nación islámica el atentado de 1994 que voló en pedazos la asociación mutual israelí AMIA y mató a 85 personas en Buenos Aires.
Algunos agentes de inteligencia de Argentina, que habían colaborado con la investigación de Nisman durante una década para acusar a varios iraníes como principales sospechosos, consideraron el acuerdo bilateral como una puñalada por la espalda.
Esa fue la visión del poderoso agente Antonio Stiusso, que creía que el documento no solo ponía en riesgo información de inteligencia sino hasta su seguridad y la de otros espías asignados a la investigación, según una fuente cercana a la SI, que no descartó que el acuerdo también afectara oscuros negocios.
"Fue como si ella (la presidenta) cambiara de bando (...) y de repente fuera amiga de Irán", dijo la fuente.
Nisman también se opuso al acuerdo que había sido impulsado por Fernández porque, desde su punto de vista, era la única manera de avanzar con la investigación del ataque. El memorando fue ratificado por el Congreso argentino pero bloqueado por la justicia.
Un miembro del equipo de trabajo de Nisman, que pidió mantener oculta su identidad, recordó que "desde el primer día (el fiscal) consideró que el memorando no era una herramienta eficaz para hacer avanzar la causa".
El memorando nunca entró en vigor, pero su firma fue suficiente para convulsionar a los servicios de inteligencia.
Stiusso, jefe de contrainteligencia, fue despedido en diciembre junto a otros agentes en una reestructuración de los servicios. Al día de hoy no se sabe su paradero.
Para algunos, Stiusso tenía demasiada influencia sobre el caso que llevaba el fallecido fiscal.
Nisman, de 51 años, debía comparecer ante diputados para dar detalles sobre la denuncia que ya había lanzado públicamente contra la presidenta y su ministro de Exteriores, Héctor Timerman. Pero el fiscal fue encontrado muerto un día antes de la cita.
El funcionario judicial creía que la presidenta había liderado un fallido complot para encubrir a los responsables del atentado, con el fin de mejorar las relaciones diplomáticas y comerciales con Irán.
Desde el Gobierno aseguran que Stiusso dio información falsa al fiscal para que construyera su acusación. Muchos expertos creen que la denuncia del fiscal no tiene base legal.
Reuters intentó contactar con la Secretaría de Inteligencia aunque no obtuvo respuesta. Incluso llamó al timbre del edificio, pero nadie contestó.
RED INTERNACIONAL DE ESPIONAJE
Stiusso trabajaba en contacto directo con los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel, coincidieron varias fuentes.
Además, cables de la embajada estadounidense en Buenos Aires del 2008 difundidos por Wikileaks revelaron que Nisman consultaba sus planes sobre la investigación con Washington.
Para el periodista Horacio Verbitsky, presidente del organismo de derechos humanos CELS, que fiscaliza la investigación del ataque a la AMIA, la verdadera razón que llevó a Nisman a oponerse al memorando con Irán fue la de proteger los vínculos de la inteligencia argentina con Estados Unidos e Israel.
La prueba de ello es la propia denuncia de Nisman, aseguró Verbitsky. En la página 282 de ese texto hay un párrafo que critica que el memorando con Irán permitirá a una comisión internacional analizar lo actuado por servicios de inteligencia argentinos y extranjeros. (http://bit.ly/1CfBOx3)
"Creo que ahí tenemos una explicación de lo que ha estado pasando", dijo el periodista.
Verbitsky sostuvo que la denuncia del fiscal parece un escrito de un agente de inteligencia que intenta preservar sus relaciones secretas con los servicios de otros países, que habrían quedado expuestos de entrar en vigor el memorando.
"Lo dice Nisman con toda claridad en su denuncia. Dejó la huella Nisman (...) Esta acusación no tenía por destino los tribunales sino la prensa mundial", destacó Verbitsky.
De cualquier modo, su muerte es un hecho que aún nadie puede explicar más que con conjeturas. La justicia aún no descartó que se haya tratado de un suicidio instigado o de un asesinato, mientras que varios funcionarios del Gobierno han admitido que tal vez nunca se conozca la verdad.
FUERA DE CONTROL
Las escuchas telefónicas han sido durante décadas la principal arma de los espías argentinos, sobre todo para los que trabajan en contrainteligencia como Stiusso. Pueden dejar fácilmente al descubierto delitos o intimidades de las personas espiadas.
Con ese recurso, los servicios de inteligencia argentinos, que cuentan con alrededor de 3.000 agentes, han presionado y extorsionado a políticos, sindicalistas, periodistas y empresarios.
"Por supuesto" que hay en la SI un expediente con información privada de todas las personas que participan de la opinión pública, señaló a una radio local el ex director de la agencia de inteligencia Juan Bautista Yofre.
Los chantajes que realizan los agentes suelen funcionar bajo la forma de "carpetazos", como se conoce en el ambiente a la presentación de archivos con información personal que se presenta a la víctima para presionarla.
PASADO OSCURO
Los servicios de inteligencia argentinos, que están en la mira de muchos críticos por operar con demasiada autonomía pese a que dependen formalmente de la presidenta, tienen una historia negra.
En la segunda mitad de la década de 1970 colaboraron con la cruenta dictadura que secuestró, torturó y asesinó a cerca de 30.000 argentinos, que hoy en gran parte continúan desaparecidos.
Muchos de los agentes que recién empezaban su carrera en esa época hoy lideran la SI, según investigaciones periodísticas.
Algunos como el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, los acusan incluso de estar involucrados en narcotráfico, trata de personas y tráfico de armas.
Muchos políticos opositores dicen que la presidenta Fernández usó a los servicios de inteligencia para espiar a sus adversarios, dándoles un poder que habrían terminado usando contra el propio Gobierno.
"Los servicios siempre están al borde. Y cuando dejan de apoyarte, sonaste (estás perdido)", dijo la fuente del Gobierno citada anteriormente, en alusión a la muerte de Nisman. "Es una preocupación, hay que ver dónde llegamos".
Cuando la presidenta despidió a la cúpula de la central de inteligencia en diciembre, Stiusso incluido, nombró al ex secretario Oscar Parrilli como nuevo Señor 5, como se conoce al hombre que ocupa el quinto piso de la central de inteligencia y lleva las riendas de la agencia.
Pero la iniciativa no pudo evitar la muerte de Nisman. La pregunta que ahora muchos se hacen es si con la reforma integral que propuso Fernández se podrá evitar situaciones como la que acabó con la vida de Nisman.
"Los servicios de inteligencia del Estado se han apartado de la legalidad, se han autonomizado del poder político -que nunca tuvo el control de los mismos-", afirmó Pérez Esquivel en un comunicado.
"Esperemos que el proyecto del ejecutivo sea efectivo y que esta nueva Agencia Federal de Inteligencia sea concertada con todas las fuerzas democráticas y populares", agregó.