Por Tilman Blasshofer y Sarah Marsh
FRÁNCFORT, 4 abr (Reuters) - Ocho décadas después de que Raisa Valiushkevych huyó de Ucrania ante la invasión de la Alemania nazi, la sobreviviente del Holocausto de 98 años se encontró escapando nuevamente, esta vez a Alemania, a causa de los proyectiles rusos que caían alrededor de su casa en Kiev.
En un hogar de ancianos judío en Fráncfort, la maestra jubilada dijo que se sentía extraña de haber encontrado un refugio así en la tierra de sus antiguos perseguidores. Pero los tiempos han cambiado y afirmó sentirse agradecida y bienvenida.
Valiushkevych es una de los 50 sobrevivientes del Holocausto que las organizaciones judías ayudaron a evacuar de Ucrania desde la invasión de Rusia el 24 de febrero.
Muchos están ahora en Alemania, que en estos días tiene una de las poblaciones judías más grandes de Europa y una política de asilo particularmente acogedora hacia los judíos, parte de una política oficial para expiar su pasado.
"He encontrado una segunda patria aquí y me siento bien", dijo Valiushkevych en su ruso nativo mientras afuera nevaba. "Estoy muy agradecida".
Valiushkevych recordó cómo ella, su hermana y sus padres huyeron de Ucrania por primera vez en 1941 a pie y luego en tren a Kazajistán. Escaparon del holocausto nazi que prácticamente acabó con la población judía de Ucrania antes de la guerra, de alrededor de 1,5 millones.
Cuando regresó, estudió biología en la universidad y se convirtió en maestra.
Nunca pensó que volvería a convertirse en refugiada, esta vez a una edad en la que su vista está fallando y ya no está lo suficientemente bien como para salir sola.
Pero había explosiones por todas partes cerca de su departamento en Kiev y dice que debía luchar para llegar al búnker más cercano cada vez que sonaban las sirenas.
Así que aceptó la oferta de evacuación del Comité de Distribución Conjunta Judío Estadounidense, o JDC, un grupo humanitario que ha pasado décadas apoyando a los judíos en Ucrania y le ha brindado atención domiciliaria.
Una ambulancia la llevó hasta la frontera polaca donde fue trasladada a otra que la llevó a Fráncfort, pasando la noche en una residencia de camino para que recuperara fuerzas.
"Fue difícil", dijo su hijo de 70 años, Vadym Valiushkevych, quien hizo el viaje de tres días con ella. "Las carreteras habían sido bombardeadas. Mi madre tuvo que ponerse inyecciones en el camino".
(Información de Tilman Blasshofer en Frankfurt, Sarah Marsh y Fanny Brodersen en Berlín; Editado en español por Juana Casas)