Los inversores empezaron el año prediciendo que el dólar caería. En lugar de ello, ha ganado más de un 4% frente a sus homólogos de los principales mercados desarrollados y emergentes, según un índice de divisas de Bloomberg. Esta fortaleza se debe principalmente a tres factores:
- En primer lugar, la economía estadounidense se ha mostrado sorprendentemente resistente. Creció un respetable 2,5% en 2023, a pesar de las expectativas de desaceleración, y el Fondo Monetario Internacional prevé que crezca un 2,7% este año, más del doble que cualquier otro país del G7. Ese "excepcionalismo estadounidense" está impulsando la demanda de los activos financieros del país y, a su vez, del dólar.
- En segundo lugar, el problema de la inflación en Estados Unidos está demostrando ser bastante persistente, ya que en los últimos meses ha sido mayor de lo esperado. Esto está empujando a los operadores a reducir sus apuestas de recortes de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, lo que impulsa al dólar. Al fin y al cabo, unos tipos de interés más altos durante más tiempo no hacen sino aumentar el atractivo del billete verde entre los ahorradores e inversores internacionales.
- En tercer lugar, las tensiones geopolíticas (especialmente en Oriente Medio y Ucrania) han ido en aumento, y eso está empujando a los inversores hacia activos refugio como el oro y (efectivamente) el dólar.
Los operadores parecen creer que el billete verde tiene aún margen para apreciarse: están acumulando enormes posiciones alcistas en el mercado de futuros, apostando a la baja frente a otras divisas importantes. Sus posiciones netas combinadas son actualmente las más altas desde 2019, un marcado contraste con el comienzo del año, cuando apostaban a que el dólar caería. El tiempo dirá si ese cambio de opinión acaba siendo acertado.