Susana Irles
Lisboa, 20 ago (EFE).- Portugal puso hoy a prueba la confianza de los inversores en su deuda pública después del colapso del Banco Espírito Santo (BES) y superó con éxito la emisión de títulos a corto plazo, por la que pagó intereses medios en mínimos históricos.
El Tesoro luso, tres meses más tarde de que el país acabase los tres años del programa de la 'troika' acreedora, colocó el máximo del montante previsto, 1.000 millones de euros, a una tasa media del 0,216 %, lo que representa el nivel más bajo desde que se crearon los títulos a corto plazo en 2003.
La operación se gestó con dos líneas de letras a doce y tres meses y rebajó en ambos casos a la mitad los intereses de la subasta anterior.
Los títulos a un año abarcaron la mayor parte de la demanda (800 millones de euros) y se fijaron a una tasa del 0,21 % frente al 0,45 % de julio.
Los restantes 200 millones de euros se vendieron a tres meses y a un interés del 0,097 %, casi la mitad del 0,18 % alcanzado en junio, cuando se realizó la anterior emisión en este plazo.
También la demanda mostró el apetito de los inversores, que doblaron la oferta en el caso de las letras del plazo más largo (1,79 veces) y la triplicaron en el vencimiento más inmediato (3,35 veces).
El éxito también se vio beneficiado por una rebaja del montante de emisión previsto, que inicialmente colocó el máximo en 1.250 millones y fue rebajado la semana pasada por el Tesoro luso a 1.000 millones.
El principal índice de la Bolsa de Lisboa, el PSI-20, reaccionó, sin embargo, de forma tibia y pasó de abrir en verde (0,15 %) a caer en torno al 30 % en las últimas horas de la sesión.
Para los analistas, las señales positivas en el mercado alejan el potencial contagio a la economía general por la crisis del grupo Espírito Santo.
"Los inversores internacionales supieron separar la deuda pública de la crisis en el grupo Espírito Santo, que tanto afectó a los mercados accionistas", señaló el analista de XTP Portugal, Steven Santos.
Las deudas contraídas por varias ramas del conglomerado empresarial acabaron por afectar a su brazo financiero, el Banco Espírito Santo (BES), que reveló pérdidas de 3.600 millones de euros en el primer semestre del año.
El Banco de Portugal (BdP) intervino en la entidad el pasado 3 de agosto e impulsó un inédito plan de reestructuración que conllevó la creación de la división Novo Banco, separada de otra "mala" con activos tóxicos.
Para recapitalizar la entidad, el Gobierno luso se comprometió a traspasar 3.900 millones de euros del rescate para la banca al Fondo de Resolución, que se añadió a otras tres aportaciones del sector financiero valoradas en 1.000 millones.
Sin embargo, los mercados no temieron que esta operación pudiera complicar la senda de recuperación económica de Portugal o sus objetivos fiscales, que deben reducir en medio punto este año su déficit público hasta el 4 % y en 2015 hasta el 2,5 %, según se comprometió con Bruselas.
A este optimismo ayudaron los datos de crecimiento divulgados el jueves, que estimaron un aumento del 0,6 % del PIB portugués en el segundo trimestre después de una contracción de igual valor en los tres primeros meses de los años.
La vuelta a la recuperación después de tres ejercicios en recesión contradijo el frenazo económico de la Eurozona, del que se escapó también España entre abril y junio.
El resultado positivo de la subasta también avaló la estrategia de financiación del Tesoro portugués con vistas a 2015, después de haber asegurado los fondos del erario para este año.
La agencia estatal prevé volver a los mercados a mediados de septiembre con una subasta de deuda a corto plazo y aún podría optar por una a largo plazo con el apoyo de un sindicato bancario.
La última vez que el Gobierno luso vendió deuda a largo plazo fue el 2 de julio con una subasta inusual en dólares, que logró colocar 4.500 millones de dólares a una tasa del 3,65 por ciento.